Últimamente, me he estado metiendo bastante a fondo en todas las cosas que yo creía imprescindibles de la ciencia ficción. Sin embargo, el otro día estaba viendo la película de “La Isla” y se me ocurrió que había algo sobre lo que no había hablado: clonaciones y mutantes. Son incontables los libros o películas, sobre todo de ciencia ficción y corte futurista, en los que aparece este concepto. Y bueno, supongo que todos sabéis que la biología es mi campo favorito, así que voy a intentar explicarlo todo de manera sencilla, aclarar conceptos y, sobre todo, desmentir algunos falsos mitos.
Seguro que en más de una ocasión habéis deseado no sentir dolor: cada vez que os quemáis sacando la pizza del horno, o cuando os viene la regla o cuando os dan un golpe. La verdad es que si nos fijamos, nos daremos cuenta de que a lo largo del día, nos duele algo en bastantes ocasiones (a unos más que a otros), lo que pasa que la mayoría de las veces son dolores leves y que se pasan pronto.
Quizás haya alguien que mantenga todavía que el dolor es una inutilidad y que ABAJO EL DOLOR. En esta entrada os quiero explicar un poco cómo se produce el dolor, para qué sirve, y lo más importante, qué pasaría si no sintiéramos dolor (y cómo conseguirlo). Así que vamos a empezar desmontando algunos mitos.
Mitad humano, mitad máquina, poderosas criaturas de metal y carbono que dominarán nuestro futuro. Sí, hoy vengo a hablaros de los cyborgs, otro de los elementos imprescindibles de la ciencia ficción (y daos cuenta de que ya van unos cuantos).
Los cyborgs se definen como organismos que tienen una parte biológica, es decir, orgánica y otra cibernética, es decir, inorgánica. Nosotros pensamos en ellos como algo lejano, de futuro o incluso de la ficción, pero si miramos a nuestro alrededor, nos daremos cuenta de que ya estamos en camino. Sin ir más lejos, el otro día me saltó un anuncio en Twitter que decía algo como “el progreso es convertir la discapacidad en un superpoder” y se refería a gente que tenía que llevar extremidades biónicas, como un brazo o una pierna. Es cierto que actualmente estas prótesis se diseñan para imitar de la forma más fiel posible a las humanas, pero ¿qué pasaría si se hicieran con el objetivo de mejorar lo ya conocido?¿Qué pasaría si no fueran algo que se necesita sino que se quiere tener?¿Iríamos entonces camino a una sociedad de cyborgs?
En esta entrada os quiero explicar un poco cómo se podrían conseguir cyborgs humanos y después hablaremos de lo que supondría para la sociedad.
Construyendo cyborgs
Cuando se acuñó el término cyborg, se pensó en humanos adaptados a colonizar otros planetas, que como sabemos, son ambientes extremos. Para ello, lo más lógico sería recubrir la parte humana expuesta al ambiente de algún material lo suficientemente resistente o, directamente, sustituir las extremidades de carne, blanditas y sensibles, por extremidades biónicas.
Para cumplir su función, cualquier parte del cuerpo biónica tiene que estar conectada a los nervios y tener sensores, que permitirían al portador mover la extremidad a su gusto y además recibir información de esta. Si no la tuviéramos conectada, sería esencialmente una pata de palo. Sí, te sirve para apoyarte, pero para poco más, así que con eso no vas a colonizar muy lejos.
Además, tienen que estar hechas de un material resistente, pero que a la vez sea ligero para poderlo mover sin dificultad, y que puedan tener integrados los circuitos y sensores necesarios para conectar con la parte humana del cuerpo. Ahora mismo, no es sencillo conseguir esto , ya que requiere una tecnología bastante avanzada, pero sí es verdad que no son una cosa imposible: ya hay gente que tiene prótesis muy avanzadas. Para prueba, este artículo.
Por otro lado, los implantes externos no son la única cosa que se puede tener para ser cyborg (y en mi opinión, ni siquiera la más útil). Hablo de implantes más relacionados con las funciones del cerebro que ayuden a ampliar estas. Llegados a este punto, os quiero hablar de Neil Harbisson, primera persona en ser reconocida como cyborg por el gobierno. Neil nació con acromatopsia, que es una enfermedad que le impide ver los colores, así que solo veía en escala de grises. Sin embargo, consiguió implantarse una antena, en principio para oír los colores que no veía, pero que ahora le permite percibir los colores, pero también radiaciones del espectro no visible (infrarrojo, ultravioleta) y también recibir directamente llamadas de teléfono, vídeos, música , imágenes…
No me digáis que esto no parece de ciencia ficción. El sensor y la antena que le permiten todo esto fueron diseñados por él mismo, y los llama “eyeborg”. Son parte de su cuerpo, inseparables ya, lo que le valió el permiso para aparecer con la antena en la foto del pasaporte y para ser reconocido como cyborg.
Neil con su eyeborg. |
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