Últimamente, me he estado metiendo bastante a fondo en todas las cosas que yo creía imprescindibles de la ciencia ficción. Sin embargo, el otro día estaba viendo la película de “La Isla” y se me ocurrió que había algo sobre lo que no había hablado: clonaciones y mutantes. Son incontables los libros o películas, sobre todo de ciencia ficción y corte futurista, en los que aparece este concepto. Y bueno, supongo que todos sabéis que la biología es mi campo favorito, así que voy a intentar explicarlo todo de manera sencilla, aclarar conceptos y, sobre todo, desmentir algunos falsos mitos.
Fabricando clones
Para empezar, os diré que clonar se define como obtener copias idénticas de un organismo a partir de su ADN (es decir, diríamos que se trata de una reproducción asexual). Como muchos ya sabréis, la clonación no es algo futurista: hace años que existen organismos clonados (concretamente desde el 96, cuando nació la oveja Dolly). Sin embargo, aún no nos permite hacer todas las cosas que aparecen en los libros y, por supuesto, tiene sus inconvenientes.
Bueno, pues al tajo ¿Cómo se clona? En principio, no es nada que no podamos hacer en nuestro propio garaje durante una tarde de lluvia (bueno, depende de cómo tengas el garaje). Lo primero que se debe hacer es obtener el ADN del individuo que queremos clonar. Para ello, hay que obtener células, y esto es tan fácil como un frotis de la boca o una muestra de sangre, por ejemplo. Después, se tratan las células para quedarnos solo con el núcleo, es decir, la parte que contiene el material genético que necesitamos.
Pero de un núcleo tampoco podemos sacar demasiado, necesitamos el resto de la célula. Para ello, cogemos un óvulo de una hembra de la misma especie, le quitamos su núcleo (porque no necesitamos su material genético, solo necesitamos que albergue el nuestro) y la fusionamos con el que ya teníamos por un choque eléctrico. Ya tenemos preparada la célula que, mediante repetidas divisiones, dará lugar al clon completo.
Lo único que falta es implantar la célula en el útero de una hembra de la especie y esperar a que se produzca el embarazo normalmente. Después del parto, tendremos a nuestro bebé clon, con (casi) los mismos genes que el animal del que extrajimos el núcleo.
Esquema de la clonación |
Quizás esta descripción haya dejado descolocado a alguno. Si os fijáis, no he hablado de meterse en máquinas, ni de impresoras 3D ¡y además he mencionado las palabras “embarazo y bebé”! Sí, una de las diferencias que hay entre la clonación de algunos libros y la real es que no sacas de una máquina un replicado de ti mismo con tu misma edad, lo que obtienes es un bebé que quizás sea igual a como fuiste tú al nacer.
Por otro lado, hay varias razones que explican por qué tu clon no es 100% genéticamente igual a ti. En primer lugar, no todo el ADN de una célula está en el núcleo. “¡Esto es un ultraje!¡Hemos vivido engañados toda nuestra vida!” Lo sé, lo sé. Calma. La gran mayoría del ADN está en el núcleo, sí, pero una diminuta parte la encontramos en las mitocondrias. El problema es evidente: nosotros hemos cogido solo el núcleo del organismo que queríamos clonar, mientras que las mitocondrias provienen del que ha donado el núcleo. Por ello, no va a ser exactamente igual que tú. Esto podría no parecer muy importante, pero en el ADN mitocondrial hay genes relacionados con el metabolismo y que podrían incluso dar lugar a un clon enfermo si tienen alguna mutación que les impida funcionar.
Si estamos clonando a una hembra, esto se puede solucionar cogiendo sus propios óvulos, de tal forma que el ADN mitocondrial sea el mismo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que también puede haber mutaciones que hagan que los genes del clon sean diferentes a los del organismo original (sí, os pongáis como os pongáis, el ADN muta).
Por otro lado, hay otro problema que está relacionado con la longevidad de los clones y es que la edad celular no es la misma que la edad del clon. Veréis, cuando las células se dividen tienen el ADN en forma de cromosomas, que tienen forma de X. Como la célula no es perfecta, en cada ciclo de división celular se pierde un poco de material genético, lo cual podría ser bastante grave. Sin embargo, para evitar consecuencias en los genes, los cromosomas tienen en cada uno de los extremos de la X una cantidad de material genético que no codifica nada y que solo sirve para proteger a lo que sí codifica. De esta forma, en cada división se pierde este y no uno que contuviera información importante. Esto tiene relación con el envejecimiento, ya que las células se deterioran conforme van perdiendo material genético, cosa que ocurre tras un determinado número de divisiones.
Si yo me quiero clonar ahora mismo, mis células ya se han dividido un número determinado de veces, por lo que ya se ha perdido parte de ese ADN protector, por así decirlo. Por eso, cuando nazca mi clon será un bebé, pero para su material genético, será como si ya se hubieran estado dividiendo durante 20 años, con lo que envejecerán más deprisa y vivirán menos.
Sin embargo, este se puede solucionar con enzimas que sean capaces de alargar los extremos protectores para que no se note el efecto. De hecho, y a riesgo de irme del tema, diré que algunos animales que se reproducen asexualmente, como las estrellas de mar, tienen enzimas tan eficaces que son capaces de alargar más de lo que se pierde, rejuveneciendo la célula. Tanto es así que incluso se están estudiando para buscar el secreto de la eterna juventud.
Por otro lado, quizás te sorprendas al ver que al crecer, tu clon no es idéntico a las fotos tuyas que hay en el salón. Esto se debe a que tu fenotipo (es decir, la expresión de tus genes) depende también del ambiente. Un ejemplo: quizás tus genes digan que puedes crecer hasta 1,85m pero si no tienes una alimentación adecuada de pequeño, igual te quedas en 1,78m. El que se haya leído “Un mundo feliz” de Aldous Huxley ya sabrá los efectos que pueden causar en las personas algunos cambios en las condiciones de desarrollo, sobre todo durante el embarazo.
Además, también puede ser que en la célula tuya que cogimos al principio hubiera alguna mutación. En ese caso, tú no la sufrirías pero tu clon (o tu hijo, si se diera el caso) sí. Estas mutaciones pueden ocurrir aleatoriamente o por agentes mutágenos, como el tabaco. También podríamos hablar de la epigenética que es el cambio en la expresión de genes según el ambiente, es decir, no cambia el ADN pero sí cómo se expresa al exterior. Todas estas cosas pueden hacer que haya diferencias con tu clon, que en un principio no te esperarías.
Dejando aparte el aspecto físico, la personalidad de alguien no sólo es un producto de sus genes, sino que también viene definida por todas las experiencias que pasa. Vamos, que como dijo Ortega y Gasset: “yo soy yo y mi circunstancia.” Te pongas como te pongas, tu clon no va a poder tener las mismas experiencias que tuviste tú y por ello no será un tú pequeñito, será una persona que tenga tus mismos genes. Indudablemente, será parecido, pero no igual como muchos dicen.
Otra novela acerca de la clonación. |
Por eso, los clones nos servirían para algunas cosas, pero no serían duplicados de nosotros mismos a los que pudiéramos encargar nuestras tareas. En algunas novelas aparecen clones que hacen trabajos complicados por nosotros y que después nos pueden transferir lo que han aprendido o vivido durante el día. Así, es como si viviéramos varias vidas en el tiempo de una. Esto parece bastante interesante, pero de momento y en un futuro cercano, no puedes poner a tu clon a estudiar por ti.
Algo para lo que sí valdrían y que ya se ha explorado es para tener una especie de seguro de vida. Tu clon puede donarte todos los órganos que necesites, porque al tener los mismos genes sois perfectamente compatibles (también se pueden clonar solo órganos, pero bueno, era por darle dramatismo al asunto). Sabemos que podemos pero ¿debemos? Desde siempre, alrededor de la clonación se han planteado multitud de debates éticos (ya ampliaré este tema el año que viene, cuando dé la asignatura de Aspectos sociales y legales), porque un clon es tan ser humano como cualquiera.
Por otro lado, si en algún momento se lograra algo similar a la transferencia de la conciencia, podríamos clonarnos a nosotros mismos para ser eternamente jóvenes. Simplemente, cuando nuestro cuerpo empezara a fallar, cogeríamos a nuestro lozano clon, le transferiríamos nuestra conciencia y podríamos gozar de un cuerpo nuevo y joven (y después repetir eternamente el proceso). Que quede claro que esto es un suponer, y que en mi opinión valdría más un cuerpo biónico que uno clonado, pero bueno, todo sea por una historia.
Sinceramente, no creo que en un futuro la clonación de personas sea algo aceptado y respetado, más que nada por las barreras éticas. Ahora mismo, todo lo relacionado con ella está estrictamente prohibido, como muchas otras cosas que tienen que ver con embriones humanos. Esto es entendible, ya que lo más probable es que, en una sociedad, los clones adquirieran un status inferior a persona, con las consecuencias que todos podemos esperar. Además ¿qué pasaría si no se consiguiera que los clones estuvieran 100% sanos? Pensad en una sociedad donde los clones son indistinguibles de los originales y comparadla con otra donde se pueden distinguir a simple vista… Y además tienen alguna discapacidad que les hace inferiores (cosa que no es tan improbable, ya que manipular su ADN para diferenciarlos y/o mantenerles a raya no sería tan complicado).
De aquí pueden salir muchísimas historias relacionadas con la segregación, con los conflictos de identidad de los clones, con sus relaciones con los humanos originales… Hay un mundo entero sobre explorar, y una parte divertida del asunto es que hay que jugar en gran medida con la mentalidad de las personas y de la sociedad como conjunto. ¿Qué cosas serían normales?¿Qué cosas serían inaceptables?¿Qué se consideraría un delito?
Otro problema que tenemos que solventar es el del embarazo. Si yo me clono a mí misma, me quedo embarazada, doy a luz y chispún. Lo mismo si quiero clonar, por ejemplo, a mi marido o a algún amigo cercano. Si la persona que se clona es demasiado tiquismiquis con lo de quedarse embarazada, se contrataría a una mujer que trabajaría en ello, sería el equivalente a un vientre de alquiler. Con esto ya podemos visualizar hordas y hordas de mujeres que trabajan quedándose embarazadas una y otra vez para dar a luz a todos los clones que puedan.
Ectogénesis: el útero artificial
Sin embargo ¿qué pasaría si se fabricaran clones a escala industrial? Hay novelas en que los organismos clónicos son la principal fuerza de trabajadores, o bien se fabrican para determinados oficios. Es obvio que esto necesitaría algo más que unas cuantas mujeres gestantes, lo cual me lleva a hablar de la ectogénesis.
Se define ectogénesis como el desarrollo de un organismo en un ambiente artificial, es decir, fuera de donde lo haría normalmente. En el caso de humanos, el que nos ocupa ahora mismo, estaríamos hablando de úteros artificiales, más o menos parecidos a los humanos, que permitieran el desarrollo del embrión hasta feto sin necesidad de una embarazada.
En teoría, es un buen plan para fabrica seres humanos e incluso de esta forma, la reproducción quedaría desligada del sexo (y me vuelvo a remitir a “Un mundo feliz”, que tiene muchísimo que ver con lo que estamos tratando ahora). Es una forma de hacerlo de forma controlada, en principio con menores riesgos que durante un embarazo, a gran escala, y encima permitiría manipular perfectamente al feto, por ejemplo suministrándole algunas sustancias especiales.
Clones ectogenésicos en la novela de Huxley |
Sin embargo, el principal problema de esto es que actualmente no tenemos úteros artificiales. Igual que la clonación es una realidad, se calcula que los úteros artificiales se podrán fabricar por primera vez dentro de unos 20 años, pero aún tardarán otros tantos en expandirse. En Japón, unos científicos consiguieron mantener vivo un feto de cabra dentro de una placenta y líquido amniótico artificiales, de forma experimental (podéis ver el vídeo aquí). Esto podría indicar que la ectogénesis está más cerca de lo que pensamos, pero no se ha podido repetir.
En mi opinión, estos son datos bastante optimistas. Quizás el útero funcione antes de lo que pensamos en un laboratorio, pero no debemos olvidar que no se trata solo de alcanzar la tecnología suficiente, sino que también hay que cambiar la mentalidad de la gente. De nuevo, la bioética juega un papel fundamental, porque no todo el mundo está dispuesto a aceptar que los seres humanos puedan fabricarse de un modo más parecido a las máquinas, aunque solo sea en lo que a gestación se refiere.
Creo que vosotros, escritores, también podéis jugar mucho con el tema de la bioética. Está claro que no todas las personas, ni las sociedades, aceptarían de la misma manera la clonación y la ectogénesis. Hay que tener en cuenta que algunos tienen profundos valores religiosos y que se sienten muy en contra de “jugar a ser Dios”. Por otro lado, gente más en contacto con la ciencia seguramente lo aceptaría más fácilmente. Pero ¿qué pasaría si no hubiera posibilidad de elegir? Imaginad un gobierno que impone la ectogénesis, de tal modo que el embarazo sea delito. Podrían tener sus razones, como por ejemplo, un oscuro plan para dominar el mundo manipulando fetos o para crear un ejército de mutantes que se enfrente a una malvada raza alienígena. Cualquier cosa vale, supongo. ¿Fetos que resistan mejor a gravedades menores de 1 g? Marchando. ¿Fetos resistentes al frío? Marchando también. ¿Fetos con retraso mental? En cinco minutos.
Esto me llevaría a hablar también de las mutaciones. Con las técnicas adecuadas, que ya están a la vuelta de la esquina, los genes pueden manipularse al gusto del consumidor. Sin embargo, creo que este tema es mucho más interesante como para contarlo de pasada en un párrafo, así que voy a escribir un artículo sobre mutaciones. Seguramente lo colgaré pronto en el blog, porque tampoco tengo otro destino para él.
Creo que ya he contado todo lo que quería contar sobre clonación, y que puede aportar muchísimo a escritores. Los clones van bien en cualquier situación, como el chocolate, y mientras escribo se me vienen a la cabeza muchas novelas o películas en las que aparecen (o en las que deberían aparecer). ¡Ah! Y que nadie se vaya de aquí sin ganas de leerse “Un mundo feliz” porque creo que ilustra muy bien muchos de las ideas que he dado.
Bueno, hasta aquí llega la entrada de hoy. Espero que la hayáis disfrutado tanto como yo escribiéndola y que os sea útil en algún momento de vuestras vidas. Recordad compartirla por las redes y dejadme también algún comentario (puedo intentar resolver vuestras dudas si se da el caso). ¡Hasta la semana que viene! :D
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