¿Podemos transferir recuerdos?

¡Buenas a todos! He vuelto, y esta vez para quedarme (creo). Estoy muy contenta con cómo me han ido los exámenes y ahora solo me falta entregar y defender el TFG para ser Biotecnóloga. Pero bueno, vamos a ponernos manos a la obra, que la ciencia no se hace sola, hay que hacerla.



El otro día salió en algunos medios una noticia que decía algo como  "Logran transferir recuerdos entre seres vivos por primera vez". Después de leerlo, lo comenté en Twitter y la reacción no se hizo esperar. 



Así que hoy vamos a ver qué han conseguido hacer estos científicos, cómo lo han conseguido y sobre todo, qué implicaciones tiene. Atentos que vamos.

Este trabajo lo han llevado a cabo científicos de la Universidad de California, en Los Ángeles. Lo primero que es importante mencionar es que trabajan con una especie de molusco marino llamada Aplysia californica, que es más o menos cómo te imaginarías a un caracol sin concha pero más feo. He leído que se le conoce como babosa marina borracha y como liebre de mar. Coherencia not found.

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Os presento a Aplysia, la babosa borracha. No preguntéis.

El caso es que esto es importante porque su sistema nervioso es muy diferente al nuestro, y mucho más simple. No podemos decir que tengan un cerebro verdadero, sino que más bien tienen nervios y ganglios distribuidos por el cuerpo que controlan las funciones que estos animales necesitan para vivir, por ejemplo, los sentidos o el movimiento. Tienen neuronas formando un sistema central, pero es muy distinto del nuestro, no pueden pensar "jo, cuánto me gustaría ver la nueva de los Vengadores" pero sí "otia, comida!!!!!". Siendo poco rigurosos y tal... El caso es que se usan como modelo para estudiar la memoria y aprendizaje, ya que pueden aprender de su entorno, como nosotros, y estos cambios quedan reflejados en las neuronas. Como hay menos y están menos enmarañadas, estudiarlas es más sencillo.

Lo que los científicos hacían con estas babosas borrachas era medir el tiempo que tardaban en reaccionar al aplicarles un estímulo, una pequeña corriente eléctrica en la cola. Al hacerlo, estas babosas tienden a retirar lo que se llama el sifón, y los científicos medían el tiempo que tardaban en hacerla. El truco está en que las neuronas que forman el sistema nervioso de estos animales se pueden entrenar, ya os he dicho que aprenden del entorno. 

Entonces, los investigadores separaron a los bichos en dos grupos. A unos les entrenaban, es decir, les iban dando algunas pequeñas cargas eléctricas en la cola bastante seguidas (es importante mencionar que estas descargas eran muy débiles y no dañaban a los animales). Después del entreno hacían una prueba y veían que, incluso sin utilizar corriente eléctrica, solo con tocar, ocurría el reflejo. Además, ese reflejo era más fuerte que antes del entreno, es decir, habían aprendido. Carga eléctrica mala, retraemos sifón. 


Os dejo un vídeo sobre el reflejo de la Aplysia para que os hagáis una idea. Aquí se ve cómo le entrenan.

Los investigadores vieron que para aprender cambiaban las rutas neuronales de las babosas. Toda la información se transmite de una neurona a otra, a través de sinapsis (no se tocan físicamente sino que una neurona libera algunas moléculas, los neurotransmisores, y la otra los recoge). Según estos investigadores, la memoria se basa en que la información siga determinadas rutas entre todas las neuronas que hay.

El siguiente paso consistió en coger babosas entrenadas y no entrenadas, quitarles algunos ganglios y aislar su RNA de ahí. ¿Cómo?¿Que no sabéis lo que es el RNA?¿Ni el ARN? Por resumir y ultrasimplificando, el RNA es el paso intermedio entre la información de los genes y las de las proteínas.

Nuestro DNA, siempre está bien protegido en el núcleo de la célula: es muy valioso y no podemos permitir que sufra ningún daño. Los genes son trozos de DNA que llevan una pieza de información específica. Cuando necesitamos leer algo de esa información no se saca el DNA del núcleo directamente, sino que se copia a un molde de RNA, que lleva la misma información. Así, este sí que se puede sacar del núcleo y pasearlo por ahí.

El DNA se transcribe a RNA que luego se traduce a proteínas (polipéptidos). Esto se conoce como el dogma central de la biología molecular.


Entonces, este molde o plantilla se puede traducir a proteínas, que es la parte funcional de la célula. Esto ya lo expliqué bastante detallado en esta entrada y en esta otra y leerlo os ayudará a entenderlo todo mucho mejor. El caso es que gracias a esa información se van a crear diferentes proteínas que harán diferentes funciones. Esto es crucial para nuestra vida.

Pero el truco viene aquí. Hace unas décadas no habría sido posible contaros esto. Sin embargo, hoy sabemos que la única función del RNA en la célula no es traducirse a proteínas. No, existen varios tipos de RNA capaces de originar cambios por sí solos. Son los que se llaman RNAs no codificantes (ncRNA o non-coding RNA), y de ellos hay muchos tipos.

¿Qué se sabe de estos RNAs no codificantes? Bueno, actualmente se está tratando de averiguar cuántos hay y qué hacen. Hay muchos RNAs diferentes cuya función no se conoce todavía y otros que solo se puede intuir. Lo que más o menos sí se sabe es que estos RNAs están relacionados con la regulación génica. Es decir, pueden influir en qué proteínas pueden fabricarse en cada momento a partir del DNA. Así, dicho muy a grandes rasgos.

Volviendo a las babosas, después de aislar su RNA, que contenía todo esto que os he contado, se lo inyectaban a otras babosas que nunca habían sido entrenadas. Y entonces las sometieron a la misma prueba que les hacían a las otras después del entreno: tocarles pero sin carga eléctrica. Midieron el tiempo que tardaban en retraer el sifón y vieron que estas también tenían el reflejo aumentado. Es decir, habían aprendido pero sin pasar por el entreno.

A otras babosas les inyectaron el RNA aislado de babosas no entrenadas y ahí vieron que no había cambio en el reflejo. Es decir, había un RNA especial en las neuronas de las babosas entrenadas que determinaba ese aprendizaje y que si se pasaba a otras babosas no entrenadas, hacían que adquiriera la memoria también. Yo aquí flipé.

Además, hicieron experimentos con células de neuronas de Aplysia, que no os voy a explicar porque son bastante farragosos. Pero en resumen, lo que encontraron con ellas es que para que se produjera este aprendizaje tenía que haber metilación del DNA, ya que cuando esta se bloqueaba no se observaban cambios.

Aquí entra en juego la epigenética, que son los factores que modifican la expresión del DNA. El DNA, RNA y las proteínas que van con ellos se pueden retocar y esto modula la fabricación de proteínas. Por ejemplo, puede ocurrir que un fragmento de DNA se metile y entonces ya no se pueda fabricar una determinada proteína. Aún falta mucho por saber sobre epigenética, pero lo que está claro es que es un mecanismo con muchas implicaciones, tanto en el funcionamiento normal de las células como en las enfermedades.  Y por lo visto, ahora también en la memoria.

Los científicos explican que lo más probable es que estos RNAs no codificantes precisamente modifiquen la expresión de los genes mediante estos mecanismos de epigenética. Así, cuando se entrenan las babosas producen unos RNAs que dan unas modificaciones en el DNA que son las que acaban generando la memoria. Cuando estos RNAs se transfieren a otras babosas, estas también adquieren la memoria porque también tienen esas modificaciones.

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Os dejo una Aplysia diva, solo para vuestros ojos.

En resumen, estos investigadores han visto que, efectivamente, la memoria se puede transferir entre seres vivos. Si queréis ampliar más, este es el enlace al estudio (es un paper en inglés), y si tenéis dudas, podéis preguntarme. Sin embargo, visto esto aún hace falta aclarar algunas cosas:

¿Significa esto que podemos transferir la memoria entre humanos? No. Nada nos dice que en humanos la cosa funcione igual, parecida quizás sí. Al fin y al cabo, Aplysia se usa como modelo, igual que usamos ratones para probar las medicinas antes. Pero eso no quiere decir que podamos transferirte el conocimiento que tus compañeros de clase han acumulado estudiando para que saques mejor nota en el examen.

Piensa que esto lo han probado en animales sin cerebro y con algo tan básico como un reflejo. No lo puedes comparar con algo mucho más complejo, como lo que es estudiar para un examen o tocar un instrumento, que es lo que nos interesaría a nosotros.

¿Pero esto tiene alguna importancia entonces? Rotundamente sí. Primero, todo lo que nos permita adquirir conocimiento en general es importante, independientemente de qué conocimiento sea. Y segundo, la memoria es un campo que no se conoce mucho y cualquier pista que nos ayude a comprenderla mejor es muy importante. Por ejemplo, hay enfermedades como el Alzheimer donde se pierde la memoria, así que cuanto mejor la entendamos, mejor podremos entender estas enfermedades.

¿El futuro ya está aquí? Sí, y la ciencia avanza que es una barbaridad. Eso no tiene nada que ver con que este experimento te permita tener recuerdos nuevos, tiene que ver con que cada vez sabemos y entendemos más sobre nuestro mundo y eso mola.

Yo no sé lo que pasará dentro de un siglo. Igual podemos descargarnos recuerdos que nunca vivimos para nuestra comunidad y disfrute. Igual podemos aprender lo que sea si ningún esfuerzo. Igual podemos pasarnos recuerdos de unos a otros como si fueran vídeos en WhatsApp. Igual podemos almacenar todos nuestros recuerdos con su copia de seguridad en la nube por si acaso, y luego podemos cambiarnos de cuerpo igual que nos cambiamos de PC.

La especulación os la voy a dejar a vosotros. Por el momento, yo me quedo con la ciencia, con lo que hemos aprendido y con lo que vamos a seguir aprendiendo. La neurociencia es un campo del que todavía no sabemos mucho, así que ofrece unas posibilidades flipantes, y esto que os he contado hoy solo es una pequeña muestra.



Pero bueno, esto es todo lo que os quería contar de momento. Prometí que intentaría hacer entradas más cortas y creo que lo estoy consiguiendo. Si os ha gustado, dejadme un comentario y compartidlo por las redes. Y si estáis para tirar la casa por la ventana, podéis invitarme a un café :D ¡Hasta la próxima entrada!

Raquel Alonso

2 comentarios:

  1. He encontrado este blog por casualidad y estoy agradablemente sorprendido. Se explica ciencia de forma amena e informal pero con rigor (dificil combinación). Te auguro un buen futuro como periodista científica, si esto es lo que te mueve (hay mucho "periolisto" por ahí que habla de ciencia sin siquiera leer los papers...).

    Al tema Aplysia es un buen modelo porque tiene tan pocas neuronas que pueden incluso identificarse individualmente (ver, por ejemplo, https://jralonso.es/2013/11/27/el-hombre-de-las-babosas/).

    Pero no hay que confundir memoria con recuerdos. Saber por experiencia que el fuego quema es memoria. Pensar en el dia en que me quemé haciendo una barbacoa es recordar. Una cosa es asociar una experiencia anterior a un determinado comportamiento y otra hacer presente una experiencia pasada. Por eso creo que en un futuro podrian ser trasnferibles fobias o filias (que sea posible no quiere decir que sea deseable...), pero me parece que nunca podremos transferir recuerdos (lecciones para un exámen, por ejemplo).

    Saludos cordiales.

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    1. Hola Ricardo,
      Muchas gracias por tus palabras y por el matiz y aporte. La verdad es que tienes razón en que memoria y recuerdos es totalmente diferente. Sin embargo, conocer los mecanismos moleculares a fondo de la memoria puede llevar a conocer los de los recuerdos. La neurociencia todavía sabe demasiado poco como para poder decir nada con certeza.
      Muchas gracias de nuevo, espero verte más a menudo por aquí. Un saludo!

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