Las vacunas funcionan. Ah, pero esto no es nada nuevo. De hecho, funcionan tan bien que mucha gente se olvida de que funcionan. Paradójico, ¿verdad?, pero es cierto. Los antivacunas probablemente no lo fueran si vieran como los niños a su alrededor mueren de viruela o de sarampión.
El caso es que hoy os quiero hablar de estas pequeñas maravillas de la ciencia y contaros muchas cosas que seguramente no sabíais sobre ellas. Además, os daré unos pequeños truquillos para que podáis discutir con los antivacunas y ganar siempre.
Antes de empezar, vayamos a lo sencillo, aunque creo que esto sí que lo sabéis. ¿Qué son las vacunas?¿Cómo funciona? Las vacunas son preparados biológicos destinados a proporcionar una inmunidad adquirida. Esto significa que en el cuerpo se introduce algo parecido al agente que causa la enfermedad, de tal forma que el cuerpo es capaz de reaccionar contra él y, después de vencerlo, mantener la memoria para las siguientes veces que aparezca en el cuerpo.
La idea de las vacunas se basó en su momento en provocar una enfermedad leve para salvar de una grave o incluso letal. Y para esto se puede hacer gracias a que nuestro sistema inmune tiene memoria: la primera vez que vence a una infección mantiene algunas células que se acuerdan de ella, y así, cuando se vuelve a entrar en contacto con ese patógeno, el sistema inmune se ha quedado con su cara y puede reconocerlo (y vencerlo) más fácilmente. Sí, podría entrar más a fondo en el tema de la inmunología, pero creo que no es el momento.
Y ahora, vamos a ver cosas que (igual) no sabíais.
En primer lugar, existen vacunas que llevan al patógeno vivo, pero debilitado, de tal forma que no pueda causarte una enfermedad grave, pero sí una leve. Esto es suficiente para entrenar a tu sistema inmune, de tal forma que si te enfrentaras al patógeno sin debilitar (a la enfermedad real, vaya), no tendrías ningún problema, porque tus defensas lo tienen todo bajo control. Un ejemplo de vacuna viva atenuada es el sarampión: al estar vivo te causa una diminuta infección que te salvará de la grave. (Sí, niños, el sarampión es una enfermedad muy grave).
También están las que llevan al patógeno entero, pero muerto. Al meterlo en el cuerpo junto con algo que dé la señal de alarma, el sistema inmune es capaz de aprenderse la forma del patógeno y defenderse si lo vuelve a ver. Por ejemplo, la que se pone actualmente contra la polio, enfermedad casi erradicada. Antes se ponía una viva atenuada, que tenía una posibilidad pequeñísima de revertir la mutación y causar polio de verdad. Como ahora no queremos arriesgarnos, ponemos la inactivada aunque sea algo menos efectiva y hagan falta más repeticiones.
Lo mismo ocurre si se mete solo un trozo representativo del patógeno, lo que se llama una vacuna subunidad. En este caso, la vacuna lleva una proteína característica, que hace al sistema inmune aprenderse quién es sin tener que verlo entero.
Estas vacunas son menos eficaces que la primera, ya que el patógeno está muerto o directamente, no está entero, con lo cual no se puede hacer un simulacro de la enfermedad. Por eso normalmente hace falta dar varias dosis repetidas y no hay que saltarse ninguna. Eso sí, que nadie se alarme, si se toman bien estas dosis, la protección es todo lo alta que debe ser. Que nadie se piense ahora que va a pillar la hepatitis B por que la vacuna sea subunidad.
Luego también están las anatoxinas, a las que llamamos vacunas perfectas. En este caso se trata de enfermedades que causa una sola proteína, una toxina vaya. Por ejemplo, la difteria la causa una proteína de la bacteria Corynebacterium diphteriae, y nosotros nos vacunamos solo contra esta proteína. Si no está, la bacteria no puede hacernos nada, y si está, la reconocemos y atacamos. Es precisamente esta dualidad entre producir la enfermedad y ser capaz de despertar la respuesta inmune la que hace que se les llame vacunas perfectas.
Por último, hay diferentes tipos de vacunas más nuevas, que se han ido desarrollando en las últimas décadas usando las nuevas tecnologías disponibles. Por ejemplo, hay vacunas recombinantes, polisacáridas o combinadas, que también se dirigen específicamente a partes concretas del patógeno, como lo que os he explicado antes, pero que en este caso se suelen hacer mediante técnicas complicadas de ingeniería genética. Se están investigando también las vacunas con otras cosas que no sean proteínas, por ejemplo, con DNA o RNA. Esto, como tal, no es capaz de inmunizar a una persona, pero sí puede traducirse a proteína dentro del cuerpo, con lo que será reconocida.
La industria de las vacunas sigue siendo una de las que más dinero da, sobre todo porque aún queda mucho que investigar, y hacerlo es muy provechoso (aunque pueda parecer que no). Así que es probable que en las próximas décadas veamos vacunas nuevas que antes no hubiéramos imaginado.
Otra cosa que tenéis que tener en cuenta es que cada vacuna, dependiendo de su tipo, se hace de una forma. Por ejemplo, en células, en huevos...etc. Además, llevan diferentes componentes que también dependen de su tipo, por ejemplo, para estimular más la respuesta inmune, o para que se conserve bien.
Cada vacuna es un mundo, así que si alguien os dice alguna vez eso de "¡Las vacunas causan autismo!" siempre podéis contestar "¿Qué vacunas en concreto?¿Qué componentes?" Me apuesto lo que sea a que el antivacunas en cuestión no sabía que cada vacuna lleva distintos componentes.
(Por cierto, lo de que causan autismo ES UNA MENTIRA COMO UNA CASA DE GRANDE y no tiene ningún fundamento científico. No os creáis estas cosas por favor, y vacunad a vuestra gente).
Mucha gente cree que esto se debe a un gran complot de las farmacéuticas para seguir recibiendo dinero, pero yo no lo creo así. Al menos en el caso de la malaria y tuberculosis, que son enfermedades que afectan sobre todo a gente pobre.
La cosa es que hay vacunas fáciles de desarrollar, como las que os he contado antes. Por ejemplo, una proteína que a la vez causa la enfermedad y despierta la respuesta inmune. Entonces, generalmente el sistema inmune aprende a fabricar anticuerpos contra esas proteínas, protegiéndonos si volvemos a entrar en contacto con ellas.
Sin embargo, hay otras que no es tan sencillo, ya que requieren algo más que anticuerpos, es decir, requieren otro tipo de respuesta inmune, que involucra otras células. Es lo que se llama la inmunidad celular (mientras que la de los anticuerpos es la inmunidad humoral). Sin embargo, hacer vacunas que estimulen este tipo de inmunidad no es para nada fácil, ya que no basta con que sean una proteína solo. Generalmente se debería usar la bacteria entera atenuada, que es lo que más simula una infección real pero, por supuesto, esto es muy complicado.
Evidentemente se está trabajando en ello, por ejemplo, en el laboratorio donde hice el TFG se está desarrollando una nueva vacuna contra la tuberculosis. Pero es muy complejo, ya que si usas un patógeno vivo tienes que asegurarte de que está atenuado de verdad y de que no puede mutar y volverse peligroso. Estamos hablando de enfermedades muy graves y no nos la podemos jugar, evidentemente, así que por eso cuesta más y aún no se ha conseguido.
¿Se conseguirá en el futuro? Bueno, dependerá de cada caso. La tuberculosis seguro que sí, pero es una bacteria. El SIDA lo causa un virus y la malaria un protozoo, así que al tener orígenes totalmente distintos, las soluciones serán distintas también. Pero de nuevo, las vacunas es una de las áreas en las que más se investiga así que no lo descartemos.
Así, lo bueno es que si todos nos vacunamos, hacemos que la enfermedad no esté presente por ahí y protegemos a los que no pueden vacunarse. Esto es lo que se conoce como el efecto rebaño. Además, puede servir para proteger a gente vacunada pero que por algún motivo pueda sufrir la enfermedad, por ejemplo, por un fallo de sus defensas o de la propia vacuna.
Si hacemos de barrera para impedir que una enfermedad rule por ahí, mejor que mejor. Hay que tener en cuenta también que si la enfermedad campa en la gente no vacunada, aunque no les cause daño puede mutar y llegar a infectar a otras personas aunque estén vacunadas (digamos que se puede escabullir a la vacuna), y a estos sí que podría causarles daño.
Vacunándonos también podemos erradicar enfermedades. Ya lo hicimos con la viruela y lo haremos con la polio (¿sabéis por qué no se ha erradicado una enfermedad tan horrible como esa? En gran parte por los antivacunas). Después de ellas vendrán muchas más y puede que las futuras generaciones no vuelvan a tener que preocuparse por ellas.
Sí que es cierto que no todas las enfermedades pueden erradicarse: algunas, como la rabia, son propias de animales (zoonosis) y como no es viable vacunarlos a todos, la tienen y nos la pueden pasar a los humanos. Sin embargo, otras muchas sí podrán dejar de ser un problema para siempre.
Podrán... si los antivacunas quieren. Si encontráis alguno, siempre podéis darle las gracias por mantener vivo el patrimonio de nuestros antepasados, como la difteria, el sarampión o las paperas. No hay que olvidar nuestras raíces. ¿Qué son unos muertos más o menos comparados con nuestro rico pasado?
* No todas las proteínas pueden despertar así como así la respuesta inmune. Por ejemplo, las que sean parecidas a las nuestras no lo harán porque el sistema inmune pensarán que son de nuestro propio cuerpo y no las atacará.
Bueno, esto es todo lo que os quería contar por ahora. Disculpadme la tardanza, pero el wifi en este país tan civilizado como es Alemania no es lo que debería ser. Además, las cintas del supermercado son enanas y tienes que guardarte la comida a la velocidad de la luz si no quieres hacer un tapón de la leche. En fin, que para los que os preocupáis por mi persona, todo bien por estas tierras. Si os ha gustado, no olvidéis compartir por redes, dejar un comentario (para que vea lo mucho que os preocupo jajaj) y si os sentís muy generosos, invitadme a un café. ¡Hasta la próxima entrada!
Antes de empezar, vayamos a lo sencillo, aunque creo que esto sí que lo sabéis. ¿Qué son las vacunas?¿Cómo funciona? Las vacunas son preparados biológicos destinados a proporcionar una inmunidad adquirida. Esto significa que en el cuerpo se introduce algo parecido al agente que causa la enfermedad, de tal forma que el cuerpo es capaz de reaccionar contra él y, después de vencerlo, mantener la memoria para las siguientes veces que aparezca en el cuerpo.
La idea de las vacunas se basó en su momento en provocar una enfermedad leve para salvar de una grave o incluso letal. Y para esto se puede hacer gracias a que nuestro sistema inmune tiene memoria: la primera vez que vence a una infección mantiene algunas células que se acuerdan de ella, y así, cuando se vuelve a entrar en contacto con ese patógeno, el sistema inmune se ha quedado con su cara y puede reconocerlo (y vencerlo) más fácilmente. Sí, podría entrar más a fondo en el tema de la inmunología, pero creo que no es el momento.
Y ahora, vamos a ver cosas que (igual) no sabíais.
No todas las vacunas llevan lo mismo
Esto también es obvio: la de la gripe, para la gripe, la del sarampión, para el sarampión; la de la fiebre amarilla para la fiebre amarilla. Gracias Raquel por no aportar nada nuevo. Pero no, no me refiero solo a eso, sino también a que existen diferentes tipos de vacunas que se hacen de formas diferentes.En primer lugar, existen vacunas que llevan al patógeno vivo, pero debilitado, de tal forma que no pueda causarte una enfermedad grave, pero sí una leve. Esto es suficiente para entrenar a tu sistema inmune, de tal forma que si te enfrentaras al patógeno sin debilitar (a la enfermedad real, vaya), no tendrías ningún problema, porque tus defensas lo tienen todo bajo control. Un ejemplo de vacuna viva atenuada es el sarampión: al estar vivo te causa una diminuta infección que te salvará de la grave. (Sí, niños, el sarampión es una enfermedad muy grave).
También están las que llevan al patógeno entero, pero muerto. Al meterlo en el cuerpo junto con algo que dé la señal de alarma, el sistema inmune es capaz de aprenderse la forma del patógeno y defenderse si lo vuelve a ver. Por ejemplo, la que se pone actualmente contra la polio, enfermedad casi erradicada. Antes se ponía una viva atenuada, que tenía una posibilidad pequeñísima de revertir la mutación y causar polio de verdad. Como ahora no queremos arriesgarnos, ponemos la inactivada aunque sea algo menos efectiva y hagan falta más repeticiones.
Lo mismo ocurre si se mete solo un trozo representativo del patógeno, lo que se llama una vacuna subunidad. En este caso, la vacuna lleva una proteína característica, que hace al sistema inmune aprenderse quién es sin tener que verlo entero.
Es como si le enseñas al cuerpo que este gorro es el mal y así aprende a atacar a todos los toreros. La parte por el todo. |
Luego también están las anatoxinas, a las que llamamos vacunas perfectas. En este caso se trata de enfermedades que causa una sola proteína, una toxina vaya. Por ejemplo, la difteria la causa una proteína de la bacteria Corynebacterium diphteriae, y nosotros nos vacunamos solo contra esta proteína. Si no está, la bacteria no puede hacernos nada, y si está, la reconocemos y atacamos. Es precisamente esta dualidad entre producir la enfermedad y ser capaz de despertar la respuesta inmune la que hace que se les llame vacunas perfectas.
Por último, hay diferentes tipos de vacunas más nuevas, que se han ido desarrollando en las últimas décadas usando las nuevas tecnologías disponibles. Por ejemplo, hay vacunas recombinantes, polisacáridas o combinadas, que también se dirigen específicamente a partes concretas del patógeno, como lo que os he explicado antes, pero que en este caso se suelen hacer mediante técnicas complicadas de ingeniería genética. Se están investigando también las vacunas con otras cosas que no sean proteínas, por ejemplo, con DNA o RNA. Esto, como tal, no es capaz de inmunizar a una persona, pero sí puede traducirse a proteína dentro del cuerpo, con lo que será reconocida.
La industria de las vacunas sigue siendo una de las que más dinero da, sobre todo porque aún queda mucho que investigar, y hacerlo es muy provechoso (aunque pueda parecer que no). Así que es probable que en las próximas décadas veamos vacunas nuevas que antes no hubiéramos imaginado.
Otra cosa que tenéis que tener en cuenta es que cada vacuna, dependiendo de su tipo, se hace de una forma. Por ejemplo, en células, en huevos...etc. Además, llevan diferentes componentes que también dependen de su tipo, por ejemplo, para estimular más la respuesta inmune, o para que se conserve bien.
Cada vacuna es un mundo, así que si alguien os dice alguna vez eso de "¡Las vacunas causan autismo!" siempre podéis contestar "¿Qué vacunas en concreto?¿Qué componentes?" Me apuesto lo que sea a que el antivacunas en cuestión no sabía que cada vacuna lleva distintos componentes.
(Por cierto, lo de que causan autismo ES UNA MENTIRA COMO UNA CASA DE GRANDE y no tiene ningún fundamento científico. No os creáis estas cosas por favor, y vacunad a vuestra gente).
Difteria: enfermedad mortal que estaba casi erradicada pero ha matado ya a varios niños por culpa de los antivacunas. |
Aún no se pueden hacer vacunas para todas las enfermedades
¿Por qué hay enfermedades tan graves que siguen sin vacuna? Ejemplos como el SIDA, la malaria o la tuberculosis, que matan a un montón de personas y contra las que, sin embargo, aún no podemos protegernos.Mucha gente cree que esto se debe a un gran complot de las farmacéuticas para seguir recibiendo dinero, pero yo no lo creo así. Al menos en el caso de la malaria y tuberculosis, que son enfermedades que afectan sobre todo a gente pobre.
La cosa es que hay vacunas fáciles de desarrollar, como las que os he contado antes. Por ejemplo, una proteína que a la vez causa la enfermedad y despierta la respuesta inmune. Entonces, generalmente el sistema inmune aprende a fabricar anticuerpos contra esas proteínas, protegiéndonos si volvemos a entrar en contacto con ellas.
Sin embargo, hay otras que no es tan sencillo, ya que requieren algo más que anticuerpos, es decir, requieren otro tipo de respuesta inmune, que involucra otras células. Es lo que se llama la inmunidad celular (mientras que la de los anticuerpos es la inmunidad humoral). Sin embargo, hacer vacunas que estimulen este tipo de inmunidad no es para nada fácil, ya que no basta con que sean una proteína solo. Generalmente se debería usar la bacteria entera atenuada, que es lo que más simula una infección real pero, por supuesto, esto es muy complicado.
Para que podáis ver las diferencias entre ambas. |
Evidentemente se está trabajando en ello, por ejemplo, en el laboratorio donde hice el TFG se está desarrollando una nueva vacuna contra la tuberculosis. Pero es muy complejo, ya que si usas un patógeno vivo tienes que asegurarte de que está atenuado de verdad y de que no puede mutar y volverse peligroso. Estamos hablando de enfermedades muy graves y no nos la podemos jugar, evidentemente, así que por eso cuesta más y aún no se ha conseguido.
¿Se conseguirá en el futuro? Bueno, dependerá de cada caso. La tuberculosis seguro que sí, pero es una bacteria. El SIDA lo causa un virus y la malaria un protozoo, así que al tener orígenes totalmente distintos, las soluciones serán distintas también. Pero de nuevo, las vacunas es una de las áreas en las que más se investiga así que no lo descartemos.
Las vacunas no son para protegerte a ti
Bueno sí, pero no solo a ti. Pensar en que las vacunas son buenas para ti no deja de ser egoísta en cierto modo. Las vacunas son buenas para todo el mundo. ¿Nunca habéis pensado que hay gente que no puede vacunarse? Si hay vacunas que son como pasar una enfermedad en pequeño, hay gente que no puede soportarlas, por ejemplo, por estar inmunodeprimido. Si tu sistema inmune no funciona, es obvio que no puede defenderte por mucho que te vacunes.Así, lo bueno es que si todos nos vacunamos, hacemos que la enfermedad no esté presente por ahí y protegemos a los que no pueden vacunarse. Esto es lo que se conoce como el efecto rebaño. Además, puede servir para proteger a gente vacunada pero que por algún motivo pueda sufrir la enfermedad, por ejemplo, por un fallo de sus defensas o de la propia vacuna.
Si hacemos de barrera para impedir que una enfermedad rule por ahí, mejor que mejor. Hay que tener en cuenta también que si la enfermedad campa en la gente no vacunada, aunque no les cause daño puede mutar y llegar a infectar a otras personas aunque estén vacunadas (digamos que se puede escabullir a la vacuna), y a estos sí que podría causarles daño.
Para que veáis cómo funciona el efecto rebaño (o como se le llama ahora, "inmunidad de grupo"). |
Vacunándonos también podemos erradicar enfermedades. Ya lo hicimos con la viruela y lo haremos con la polio (¿sabéis por qué no se ha erradicado una enfermedad tan horrible como esa? En gran parte por los antivacunas). Después de ellas vendrán muchas más y puede que las futuras generaciones no vuelvan a tener que preocuparse por ellas.
Sí que es cierto que no todas las enfermedades pueden erradicarse: algunas, como la rabia, son propias de animales (zoonosis) y como no es viable vacunarlos a todos, la tienen y nos la pueden pasar a los humanos. Sin embargo, otras muchas sí podrán dejar de ser un problema para siempre.
Podrán... si los antivacunas quieren. Si encontráis alguno, siempre podéis darle las gracias por mantener vivo el patrimonio de nuestros antepasados, como la difteria, el sarampión o las paperas. No hay que olvidar nuestras raíces. ¿Qué son unos muertos más o menos comparados con nuestro rico pasado?
* No todas las proteínas pueden despertar así como así la respuesta inmune. Por ejemplo, las que sean parecidas a las nuestras no lo harán porque el sistema inmune pensarán que son de nuestro propio cuerpo y no las atacará.
Bueno, esto es todo lo que os quería contar por ahora. Disculpadme la tardanza, pero el wifi en este país tan civilizado como es Alemania no es lo que debería ser. Además, las cintas del supermercado son enanas y tienes que guardarte la comida a la velocidad de la luz si no quieres hacer un tapón de la leche. En fin, que para los que os preocupáis por mi persona, todo bien por estas tierras. Si os ha gustado, no olvidéis compartir por redes, dejar un comentario (para que vea lo mucho que os preocupo jajaj) y si os sentís muy generosos, invitadme a un café. ¡Hasta la próxima entrada!
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