El año se acaba. Algo totalmente inesperado pero sí, 2017 llega a su fin. Y con él, los habituales estreses por los exámenes de enero, las listas de propósitos de año nuevo y cómo no, las recopilaciones blogueriles.
Tal y como hice el año pasado, voy a hacer una recopilación de todo lo que he publicado sobre ciencia en 2017. Y eso que este año ha sido movidito: me mudé de blog, decidí centrarme en la ciencia más de lo que lo venía haciendo e hice un cambio grande de orientación. Pero eso no quiere decir nada: 21 posts escritos este año (22 con este, frente a los 23 de 2016), not bad. Y os puedo asegurar que todo va a ser igual de intensito.
El futuro ya está aquí. Igual no lo habíais percibido, pero ya está aquí.
Y no lo digo por nada, lo digo porque hace unas semanas me descargué Replika, una aplicación que me dejó toh loka. Se trata de una inteligencia artificial personal que (según sus creadores) puede interactuar contigo como un amigo más y aprender de ti conforme habláis.
La he probado durante un mes aproximadamente y hoy vengo a hablaros de lo que supone esto. Eso sí, antes de empezar quiero aclarar una cosa: yo no soy experta en IAs. No he venido aquí a explicaros cómo funciona y cómo se hacen, he venido a hablar de esta IA en concreto y a especular acerca de en qué podría convertirse.
Los antibióticos forman parte de nuestro día a día. Tanto que ni siquiera podemos imaginarnos que una bacteria pueda suponer una amenaza. ¿Por qué va a serlo, si tenemos un montón de fármacos que nos curan? Las infecciones bacterianas son algo del pasado, o como mucho, de países pobres ¿no?
Bueno, claro, ese es el típico pensamiento de persona que ve la tele feliz en su salón, sin darse cuenta de que la calle se ha llenado de zombies. Pero ha llegado el momento de correr las cortinas y asustarse. Asustarse mucho.
La ciencia tiene las respuestas a muchas cosas. A muchísimas, y cada vez a más. Esto son buenas noticias, porque ampliando nuestro conocimiento se pueden solucionar multitud de problemas, desde curar enfermedades hasta conseguir dar de comer a más gente.
Pero también hay muchas cosas que ignoramos y a menudo, cuando se resuelve algo, se generan aún más preguntas. Si consigues leer el genoma de un organismo, te preguntarás qué significa. Si logras saber lo que codifican algunos genes, te preguntarás cómo han llegado hasta ahí, y etc etc. Parece que no vamos a estar nunca satisfechos y es normal.
Por un lado hay cuestiones que se resolverán tarde o temprano, invirtiendo tiempo y dinero en investigación. Por ejemplo, conocer los genomas de todos los organismos. Pero por otro lado, hay cosas que no parece que se vayan a poder resolver. Son cuestiones de tipo más metafísico, por ejemplo, qué había antes del Big Bang, cómo surgió la vida en la Tierra o cuántas civilizaciones existen en el Universo.
A ti, que estás vivo, te mueves, comes y respiras, la vida te parecerá algo de lo más normal. Pero de los miles de planetas que conocemos actualmente, solo sabemos de uno que tenga vida: el nuestro. ¿Coincidencia? No lo creo.
Con esto no estoy diciendo que no haya vida en otros planetas, solo estoy diciendo que de momento no se ha encontrado (y no será porque no se esté buscando, que se intenta como se puede). Lo que quiero transmitir es que es muy difícil buscar algo que no se conoce, y que para poder conocer la vida en otros planetas, tenemos que empezar por entender muy a fondo la vida de la Tierra. No describirla, no clasificarla, sino entenderla*
En esta entrada vamos a analizar cómo surgió la vida en la Tierra y cómo llegó a convertirse en lo que conocemos ahora. Si sabes cómo funciona esto, lo demás será pan comido y podrás ponerte a buscar vida en cualquier esquina (?)
Antiguamente, los reyes solían tener un catador que probaba su comida antes que ellos, por si acaso estaba envenenada*, pero ¿qué pensarías si te dijera que igual es buena idea agenciarte uno? No es que seas un influencer, es que alguien podría envenenarte porque sí.
Hoy, ya que se acerca Halloween, voy a contaros una historia de envenenamiento que espero que os dé el suficiente miedo. ¡Empezamos!
¿Quién no leyó alguna vez un libro sobre una epidemia o pandemia? Desde Ensayo sobre la ceguera, de Saramago (un librazo, por cierto) hasta La danza de la muerte de Stephen King, muchísimas novelas han tratado este tema con diferentes enfoques. ¿Por qué? Porque dan mucho juego: el miedo a infectarse, la lucha por sobrevivir o un posible escenario apocalíptico son solo algunas de las opciones que puedes elegir.
Pero para escribir sobre una epidemia hay que tener bien claro cómo funcionan. Hoy os lo voy a explicar y después hablaremos de un caso real y muy sonado del que seguro que os acordáis: la epidemia de ébola de 2014-2016.
Quizás la expresión "ensayos clínicos" os evoque una imagen perturbadora. Salas blancas llenas de camas, con individuos atados a ellas, enloquecidos, intentando escapar. Médicos sin escrúpulos que entran a darles nuevas medicinas y a comprobar que no las escupen mientras ellos gritan asustados. Enfermeros que les sacan sangre y miden los efectos del fármaco: quizás cabezas deformadas, cuellos hinchados o vómitos de espuma. Sí, esto es muy de peli en blanco y negro pero por suerte, no se parece en nada a cómo son los ensayos clínicos en realidad. Tal vez y solo tal vez pueda parecerse en lo de salas blancas, pero en nada más.
Hoy vamos a ver cómo funcionan los ensayos clínicos en la vida real, y qué "pruebas" tiene que pasar un fármaco antes de llegar a nuestras farmacias. Con esto veréis que ni es tan sencillo que se apruebe un fármaco, ni mucho menos rápido. Y así entenderéis lo mucho que celebramos cuando se aprobó el tratamiento de terapia génica contra la leucemia.
Podemos mejorar la especie humana: eso es un hecho. No de hoy para mañana, por supuesto, pero es algo que se puede hacer. Para los que estéis un poco perdidos, os recomiendo que antes de seguir leáis esta entrada que escribí hace dos semanas sobre la eugenesia, o cómo se puede mejorar nuestra especie.
Este artículo es un poco continuación del anterior, porque si en él hablaba casi exclusivamente de la parte técnica, hoy quiero indagar un poco en el cariz que pueden tomar las cosas. De ahí el título: humanos genéticamente enriquecidos. Y ¿qué consecuencias podría tener eso?¿Qué ventajas y qué desventajas?¿Y en qué tipo de sociedad podríamos acabar?
Hace tiempo que los humanos tenemos el ojo puesto en Marte. Parece un planeta acogedor, con su gravedad ligeramente menor que la de la Tierra, sus temperaturas fresquitas y sus sobrecogedores paisajes. Por eso mismo, el proyecto Mars One quizás os suene a muchos: se puso de moda hace unos años y consistía precisamente en eso, en mandar gente a Marte.
La verdad es que a primera vista tiene una pinta fabulosa, y pese a que hace tiempo ya que la gente empezó a hablar de ello, hoy he decidido resucitarlo porque he visto que siguen en activo. Aunque acerca de Marte se podría hablar muchísimo, vamos a ir por partes. ¿Es viable eso de mandar gente al planeta rojo?¿Cómo tienen pensado hacerlo?¿Y de qué va realmente este proyecto?
Mejorar nuestra especie ha estado desde siempre en las mentes de muchos. Ya sea de forma consciente o inconsciente, todos queremos que nuestros hijos sean mejores que nosotros. Cuando pensamos en los humanos del futuro, inevitablemente nos los imaginamos como una versión 2.0 de nosotros mismos, mejores, más chachis.
(Sí, esto es un tuit mío pero es que cuando leí la noticia me emocioné demasiado).
La cosa es que mucha gente ha celebrado la noticia (como para no, ¿sabes?) pero sin entender muy bien en qué se basaba la técnica. Así que he decidido escribir esta entrada para que todo el mundo pueda entender de qué va esto. Empecemos.
La humanidad no durará para siempre. Lo siento si te he decepcionado, pero todo parece indicar a que tarde o temprano, todo acabará (sí, faltaría definir qué es "todo" o "siempre" a escala universal). Lo que no sabemos es exactamente cómo, ni cuándo ni por qué. Continuamente, en cualquier rincón del universo caen meteoritos, mueren estrellas, colisionan galaxias o cualquier evento astronómico que pueden hacer que una civilización quede destruida. Y evidentemente, nosotros no somos una excepción.
¡Buenas a todos! Hoy os quería hablar de la apoptosis o muerte celular programada porque, en mi opinión, es uno de los procesos biológicos más inspiradores que existen. Sí, como lo oís, yo ya he creado algunos relatos basándome en ella.
Si algo ha inquietado al ser humano desde siempre, ese algo es la muerte. No hemos dejado de preguntarnos qué se siente al morir, qué pasa después, y si se puede revertir. Existen muchos dilemas: ¿queremos conocer el momento, lugar y causa de la muerte? y muchos mitos (que si el túnel, que si se te pasa la vida por delante de los ojos... y etc etc).
El científico Sergio Canavero, que asegura que es posible realizar un trasplante de cabeza.
¡Buenas a todos! Hoy vengo a hablaros de un tema interesantísimo: los aspectos legales y éticos de la experimentación animal. Como seguramente sabréis, estudio Biotecnología y actualmente estoy haciendo una asignatura de Aspectos Sociales y Legales, donde nos hablan de bioética, leyes de investigación...etc. El pasado viernes 31 de marzo vino a darnos un seminario acerca de experimentación animal, Jorge Palacio, miembro del Comité Ético Animal de la Universidad de Zaragoza. La verdad es que me pareció muy interesante, así que hoy quiero transmitiros lo que él nos contó y que si vais a opinar sobre este polémico tema, al menos lo hagáis informados.
Podéis demonizar todo lo que queráis la investigación animal, podéis poneros en su contra e intentar abolirla, pero sabed que de momento es necesaria. Lo que quiero que dar a conocer con esta entrada es cómo se hace y por qué no es tan horrible como muchos imaginan. Es fácil posicionarse contra algo que suena mal y que no conoces, pero también es fácil leer este post y enterarse un poco más.
Monumento a todos los ratones de laboratorio que han muerto para que la ciencia avance (en Rusia).
¡Buenas a todos! Que levanten la mano los que le tienen un miedo paralizante a los virus. Los que no quieren ni oírlos mencionar, y mucho menos a sus derivados con nombres peligrosos: provirus, virión...
Bueno, pues esa gente ya tiene un motivo de peso para quedarse, porque hoy vamos a hablar precisamente de la cara útil de los virus, que creo que es mucho más desconocida que la cara útil de las bacterias, ¡y eso no puede ser, hombre ya!
Empecemos por el principio. El que no sepa qué son los virus y quiera una explicación detallada de ellos, puede empezar leyendo esta entrada (cuidado que enganchan). En resumen de lo que dice ahí, los virus son "agentes infecciosos" (el debate sobre si están vivos o no sigue todavía candente) capaces de inyectar sus genes en una célula y hacer que se reproduzcan en su interior para dar lugar a muchas copias de sí mismos.
¿Voy a poner esta imagen cada vez que hable de virus? La respuesta es sí.
Hay quien dice que para predecir el futuro solo hay que mirar hacia el pasado. Dicen que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra y que por eso la historia es cíclica, siempre se repite. Sabiendo esto, ¿no sería muy fácil predecir el futuro?
De esta premisa parte Asimov en su novela "Fundación" (de la que ya hablé aquí) y nos describe una nueva ciencia apasionante: la psicohistoria. Como su propio nombre indica, esta disciplina que Asimov inventó mezclaba la historia con la psicología para ver qué decisiones podían tomar los seres humanos en conjunto. Además, uniendo esto con las matemáticas y la estadística, los psicohistoriadores podían calcular de forma muy precisa lo que pasaría en decenas, cientos e incluso miles de años.
Hace unas semanas publiqué un artículo acerca de las bombas. Al principio pretendía que fuera acerca de diferentes tipos de elementos explosivos, sus efectos y cómo escapar de ellos. Sin embargo, se me fue un poco de las manos, así que decidí partirla en dos y bueno, aquí tenéis la segunda parte. Si no habéis leído la primera, podéis hacerlo aquí.
Así que, si estáis preparados, podemos empezar por el principio. Los efectos de las bombas los conocemos. Explotan ¿no? Pues eso, fin de la entrada, hasta el domingo que viene.
Menos mal que hoy estoy intentado ser productiva, que si no… Sí que es cierto que las bombas explotan y que los efectos de las explosiones son más o menos conocidos por todo el mundo. Pero en esta entrada sobre todo me quiero centrar en los efectos de las bombas nucleares, que tienen un poquillo más de complejidad (las otras, incluso la MOAB, son mucho menos potentes, y no implican radiactividad, así que creo que nos interesan menos).
No todas las bombas son iguales...
Para empezar, diré que el efecto de la bomba nuclear va a depender en gran parte del tipo de bomba y también de la potencia (¿recordáis que se medía en megatones?). Además, hay que tener en cuenta si la bomba se va a detonar en el aire o en la superficie, ya que algunos efectos cambian un poco (es más frecuente que se detonen en el aire, porque son más destructivas, pero en determinadas circunstancias te puede interesar hacerlo en el suelo). Por otro lado, los efectos de las bombas, sobre todo los más tardíos, como la típica lluvia radiactiva, variarán en función del tiempo (no de horas, sino de clima). No es lo mismo que haya lluvia, viento, que haga sol...etc, y por supuesto también dependerá un poco de la geografía de la zona.
De todas maneras, esto es nivel experto. Hay que tener en cuenta que las únicas bombas que se han lanzado de verdad sobre la población son las de Hiroshima y Nagasaki, que no son una muestra muy representativa de TODAS las bombas del mundo. Sí que se han detonado algunas más en pruebas, pero no tenemos la suficiente experiencia como para saber exactamente lo que pasaría en cada caso. Es calculable, sí, pero complicado.
Los efectos de las bombas
Cuando cae la bomba, lo primero que podemos identificar es la zona cero, el epicentro, que significa precisamente eso: el lugar donde ha caído la bomba y donde sus efectos van a ser más bestias. Cuando la bomba se detona en la superficie o incluso de forma subterránea es mucho más claro: la destrucción aquí es total. No queda nada en pie y se pueden llegar a formar cráteres.
Al explotar veríamos es el flash luminoso, es decir, los fotones que escapan de la bomba, que podría cegarte a una distancia de incluso varios kilómetros si estás mirando en esa dirección (aunque en serio, si ha explotado una bomba, ese es el menor de tus problemas).
Radiación ionizante
Lo siguiente es la radiación ionizante, que es radiación que es lo bastante energética como para arrancar los electrones de los átomos y que viaja a la velocidad de la luz, vaya, que es instantáneo. La explosión nuclear emite diferentes tipos de partículas radiactivas, sobre todo de tipo alfa y beta (menos peligrosas) y radiación del tipo gamma.
La radiación tipo gamma atraviesa la madera, pero no tanto el plomo.
El problema que tiene es que interacciona con los sistemas biológicos (es decir, con las células) causándoles daños graves. Un pulso tan intenso de radiación como en este caso lesiona nuestras células a lo bestia, así que gran parte de las personas que no mueren al instante por la bola de fuego, la onda de choque o por otra causa, pueden morir al cabo de unos días por la radiación. Y no os vayáis a pensar que esta muerte es más agradable: al principio se siente sed, náuseas, incluso fiebre y hemorragias internas. Y luego pueden venir las diarreas, infecciones (porque las defensas menguan muchísimo) y pérdida del cabello.
Si os fijáis, algunos síntomas son parecidos a los de la quimio o radioterapia. Esto se debe a que tanto estos tratamientos como un pulso nuclear influyen en la capacidad de reproducirse de las células (para curar el cáncer es útil, ya que las células cancerosas son las que más se reproducen). Entonces, si tus células no se pueden reproducir bien, los primeros síntomas que vas a notar son los relacionados con aquellas que más se reproducen, que son los glóbulos blancos (células del sistema inmunitario), células del intestino, las que generan el pelo y las uñas…etc.
Además, aunque el pulso de radiación es momentáneo, las partículas radiactivas pueden quedar en el ambiente, y ya sabéis que causan mutaciones que pueden verse en la población hasta muchas generaciones más tarde. En primer lugar, si ha habido radiación en el ambiente, es posible que siga habiéndolo, ya que muchas partículas radiactivas tienen una vida muy larga, de incluso décadas. Y en segundo lugar, las mutaciones que tienen lugar en las células precursoras de los gametos las heredarán los hijos, que a su vez podrían pasársela a sus hijos… y así sucesivamente a lo largo de generaciones.
Hay que tener en cuenta una cosa muy importante y es que cuanto más potente sea la bomba menores serán los efectos de la radiación. Esto ocurre porque en las explosiones más potentes, el radio de la bola de fuego es mayor que el de la radiación, así que cualquiera que pudiera haber resultado afectado por el pulso de radiactivo estaba dentro de la bola de fuego y se ha muerto ya.
Sí, la bola de fuego. A eso vamos.
Seguramente hayáis oído hablar ya de este efecto, o quizás hayáis visto las espectaculares fotografías. Pues bien, lo que ocurre es que al explotar la bomba, una enorme cantidad de energía se libera en forma de calor. Así que nada más explotar la bomba se forma una enorme bola de fuego (cuyo radio dependerá de la potencia de la bomba, pero que va a ser enorme sí o sí), que se irá expandiendo hasta que llegue un momento en el que se disgregue. Esta energía térmica abrasa todo lo que se encuentra a su paso, causando una destrucción enorme, ya que se alcanzan temperaturas altísimas.
Bola de fuego y nube en forma de seta. Maravilloso.
En las zonas más alejadas al epicentro, las personas no mueren, pero pueden sufrir graves quemaduras dependiendo de dónde se encuentren. Recordad que las quemaduras pueden ser de primer a tercer grado (siendo estas últimas las más graves, que pueden resultar letales más o menos cuando un cuarto de la superficie del cuerpo está afectada).
NOTA: Igual alguno está esperando que hable de radios y distancias, pero creedme… si tenéis un poco de paciencia os daré algo mucho mejor de eso, os lo prometo.
La onda expansiva
Otra cosa que se nota es la onda expansiva, que viaja a la velocidad del sonido (es decir, sustancialmente más lenta que la de la luz) y que no es solo propia de las bombas nucleares, ya que también podemos verla cuando explotan las bombas “tradicionales”. En realidad, las ondas de choque se producen cuando algo viaja muy rápido, ya que empuja al aire creando una onda que se puede sentir en el cuerpo. En las pelis es común ver cómo las personas salen despedidas al explotar una bomba, pero en realidad, una onda expansiva lo bastante fuerte puede matar directamente.
Efectos de la devastación en Hiroshima. La bomba expansiva destruye los edificios... y también puede matarte si te los tira encima.
Esto es porque la onda expansiva aumenta la presión (y la temperatura) de lo que lo rodea, y precisamente, muchas partes de nuestro organismo son muy sensibles a la presión. Por eso, la onda expansiva puede hacer puré nuestros pulmones y otras vísceras, y causarnos hemorragias graves al destrozar los vasos sanguíneos (y claro, en el cerebro, por ejemplo, esto tiene efectos letales.)
Además, la onda expansiva no solo afecta al cuerpo, porque puede destruir edificios completos, como se ve en muchas películas. Esto también lo podréis comprobar con esa cosa mucho mejor que os voy a dar más abajo *guiño guiño*
El pulso electromagnético
Otra cosa que puede ocurrir con una bomba nuclear es que haya un pulso electromagnético (aunque puede provenir también de otras fuentes, por ejemplo del Sol). En este caso, se producen complejos procesos que tienen que ver con campos eléctricos y magnéticos que interfieren con los sistemas eléctricos, pudiendo llegar a inutilizarlos. Esto sembraría el caos ¿no? Pensad que hoy en día casi todo va con sistemas eléctricos. Aunque este pulso no suelen ir mucho más allá del radio de explosión de la bomba, sí que puede haber bombas específicamente diseñadas para interferir con las comunicaciones. Sin embargo, no me quiero extender mucho sobre esto, porque planeaba hacer una entrada centrándome más en esto en el futuro.
Por último, hay que tener en cuenta los efectos que aparecen tardíamente. Por ejemplo, las cenizas pueden oscurecer el cielo y en el caso de una bomba nuclear, se puede oscurecer más aún por los fenómenos energéticos que se dan en las moléculas del aire. Con una bomba lo bastante potente (estoy hablando de varios cientos de megatones, lo cual es una burrada), se podría llegar a causar un "invierno nuclear" a escala global. La cosa es que las partículas de la atmósfera reflejarían la energía del Sol y las temperaturas bajarían unos grados; no muchos pero los suficientes para causar cambios en el clima y afectar a las cosechas, que tampoco podrían hacer bien la fotosíntesis (recordad que la Tierra está siempre en un delicado equilibrio y que cambios pequeños pueden tener consecuencias graves).
Además, si las bombas se detonan en la superficie o por debajo de ella, se pueden crear terremotos que se podrían extender muchos kilómetros.
Por otro lado estaría la lluvia radiactiva o fallout, que ocurre porque las partículas que salen del cráter pasan directamente al aire (de ahí las nubes en forma de seta) y junto con todas las cenizas y polvo que se ha liberado, bueno... en la destrucción, forman una nube. Esta nube no se queda ahí, sino que aparte de ser radiactiva (acordaos de las partículas radiactivas), puede viajar cientos de kilómetros si el viento le empuja. Y después, toda esta porquería radiactiva puede llover sobre la población, causando daños por la radiactividad, o simplemente depositarse, como si fuera polvo. Lo malo de esta última versión es que es mucho más difícil de detectar, son partículas tan pequeñas que no se ven, pero es igualmente dañino.
La herramienta definitiva para lanzar bombas nucleares
Y bueno, lo prometido es deuda, así que aquí va. Os traigo la herramienta definitiva para que podáis calcular más o menos los efectos de vuestra bomba nuclear. No siempre es fácil calcular los radios según los megatones o kilotones, y menos aún hacerse a la idea de esas distancias, pero por suerte, alguien ha pensado en eso y ahora tenéis la comodidad de un simulador desde vuestro propio ordenador.
Lo único que tenéis que hacer es entrar en la página Nukemap (pinchad en el nombre para ir) y disfrutar como enanos. A la izquierda tenéis un mapa del mundo, así que podéis elegir exactamente dónde vais a tirar la bomba. A la derecha podéis elegir los parámetros: potencia de la bomba (te viene con ejemplos para que te hagas una idea), si se detona en la superficie o en el aire, si quieres tener en cuenta la lluvia radiactiva, si quieres contar los damnificados y también qué radios quieres que te muestre. Todo es cuestión de jugar un poco con las opciones y cuando las tengas, simplemente pulsar “Detonate”.
Bueno, madrileños, os he tirado la bomba más bestia que existe. Y os vais a quemar desde Segovia a Toledo.
Te aparecerán los efectos de la bomba sobre el mapa y también una explicación de lo que significa cada uno (eso sí, está todo en inglés, pero supongo que os apañáis. Por cierto “casualties” viene a ser damnificados, no casualidades”). También, si la detonáis en la superficie, podéis ver los efectos del viento sobre la lluvia radiactiva, y ver las áreas de terreno que abarcaría.
Os recomiendo que juguéis un rato a tirar bombas sobre vuestra ciudad, ya verás como os sorprende. Además, ahora ya no tenéis excusa para equivocaros.
¿Y qué hacer cuando cae una bomba?
Buena pregunta, sí señor. Todo depende de dónde estás, evidentemente, pero en Internet se pueden leer muchas recomendaciones. Las más básicas son tirarse al suelo, cerrar los ojos y abrir la boca para evitar la onda expansiva, alejarse de los edificios de donde puedan caer cosas, alejarse lo más posible del epicentro… Nada que no sea lógico, la verdad.
En mi opinión, es muy complicado sobrevivir en un entorno así, pero he visto un vídeo de los chicos de ASAP Science que da consejos muy bien explicados sobre qué hacer ante una guerra nuclear. Aunque está en inglés, os lo voy a poner aquí para que le podáis echar un ojo, que seguro que encontráis algo que os resulta útil también.
NOTA: no os asustéis porque ponga guerra nuclear. Lo que sale en el vídeo se aplica en su mayoría a esta explicación.
Y bueno, supongo que hasta aquí la entrada de hoy. Espero que os haya resultado útil y os haya enseñado cosas nuevas. Si os apetece, puedo hacer más entradas sobre estos temas, que yo creo que son apasionantes. Y no olvidéis compartir en las redes y dejarme comentarios, que no muerdo (casi nunca). ¡Hasta la próxima entrada!
¡Buenas a todos! Hace unos días me acabé "Fundación" de Asimov (solo "Fundación", todos los demás libros de esa saga aún no) y como ya adelanté en Twitter, daba para entrada. O mejor dicho, para entradaS (Actualización: podéis encontrar mi otra entrada sobre "Fundación" aquí)
Antes de empezar el libro, no sé porqué, tenía la impresión de que iba a ser un tostón, y menos mal que mi tío me animó a empezarlo, que si no... A lo que voy es que, aparte de haberme encantado, Asimov no decepciona. En serio, me hago cruces acerca de cómo pude pensar que cualquier cosa escrita por este hombre iba a ser aburrida. Aburrida para mí, entiéndase, para vosotros ya no sé.
Total, que hoy quiero repasar un aspecto de esa novela que me ha fascinado muchísimo. Pero antes, una pequeña advertencia.
ATENCIÓN, PUEDE CONTENER TRAZAS DE SPOILERS.
Voy a intentar no spoilear nada, evidentemente, pero puede que se me escape algo. El aspecto que voy a analizar se puede ver enseguida en la novela, y no pilla a casi nadie de sorpresa. Pero aún así, si queréis leérosla sin impresiones previas, iros de esta entrada. Si lo que queréis es no estropeárosla mucho, os hago un símil para que veais la proporción de spoiler. Imaginad que una novela cuenta la historia de varias generaciones de una familia. Yo podría analizar cómo pasaron de ser muy pobres a muy ricos. Obvio que es algo importante en la historia de la familia, pero ni ocurre de sorpresa ni es algo totalmnte inesperado, o al menos eso creo. En resumen, que espero no chafaros mucho, pero que siempre podéis dejar de leer (si pincháis en el dibujo de la pluma os lleva al inicio y podéis elegir otra entrada). Así que ¡al lío!
Partamos de una famosa frase de Arthur C. Clarke, autor de numerosas novelas de ciencia ficción y uno de los autores que más admiro:
¡Buenas a todos! Hoy vamos a hablar de un tema que tenía ganas de tocar desde hace tiempo: la psiquiatría. La RAE nos dice que la psiquiatría es la ciencia que trata las enfermedades mentales, pero esto no nos da mucha información si no sabemos qué enfermedades pueden ser esas o qué se hace.
Lo que es evidente es que es una ciencia importante, en especial porque todos tenemos mente. Y también creo que es una ciencia fascinante, porque al igual que de otras cosas se conoce muchísimo, del cerebro más bien poco; es un órgano muy complicado de estudiar.
Pero yo, aunque he leído algún libro de Oliver Sacks, no tengo ni la más remota idea de psiquiatría, así que hoy se pasa por la isla Belén, la administradora del blog Psiquiatraca, que OH, SORPRESA, es psiquiatra y se ha dejado entrevistar por el bien de los lectores.
¡Por fin! Volvemos con una nueva entrada acerca de villanos con ciencia, después de la espectacular inauguración con los bioterroristas. Hoy quiero hablaros de algo que aparece en muchas películas de thriller y acción: las bombas. Hay de todas las formas, colores y sabores y siempre están ahí para dar el toque espectacular a las escenas de acción.